miércoles, 9 de marzo de 2011

Tenerife, donde habita el gigante.

Definitivamente el clima es otro. parece obvio verdad?
18.00 horas local, 21ºC, sol y nubes. En una tarde como esta atraca el barco, 48 horas después de zarpar desde Cádiz, tocando los puertos de Arrecife en Lanzarote y Las Palmas en Gran Canaria.

La isla de Tenerife es a groso modo como un pirámide, como una gran pirámide.

La ruta la inicio en La Laguna (550 m.) y, por la carretera que recorre la dorsal de la isla, en dos jornadas, voy ganando altura hasta alcanzar Izaña (2.330 m.), máxima cota antes de adentrarme en el Parque Nacional del Teide, donde el tiempo parece no haber avanzado. La salida del Parque la hago por su vertiente sur, Boca Tauce.

Las imágenes reflejan lo que me encontré, otro mundo.






Los vehículos de 2 ruedas (o de 3), embarcan juntos.


Momentos antes de zarpar.


Nubes.


En travesía, 30 horas después.


A pocas millas de La Graciosa.


Quien dijo que los barcos no pueden ser coquetos?


Llegando a Tenerife.


Así viajaron.





Un pequeño respiro.


CRÓNICA DE UNA SUBIDA.
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El gigante.


El mar de nubes cubre el Valle de La Orotava.





Santa Cruz con luna llena.


Valle de La Orotava.


Buenos días.


Amanece, que no es poco.


En la espesura del pinar.


Ssshhh...


Gran Canaria al fondo.





Este lugar se conoce como "la tarta".















Una de las diferentes coladas del Teide.








"Los Azulejos" se llama este paraje, es obvio, no?





Llano de Ucanca, Los Roques y el Teide. 


La Gomera al fondo.





En la costa "Los Cristianos y Playa de Las Américas".


La Gomera, nuevamente.


Los dos tipos de barcos que unen las islas.



Andalucía.., y Olé!

   Cómoda bajada una mañana de sábado, plagada de ciclistas locales. Me paso la mañana saludando. Haciendo uso de un cómodo carril bici, atravieso la espléndida Sevilla, en un soleada mañana que llega a los 21ºC!!. En este punto se acaba la Vía de La Plata y con ella los albergues. Además, se complica bastante la posibilidad de acampar.

   En Dos Hermanas, me aseguran que hay un camping en un pueblo llamado El Cuervo, a 60 kms!. Aunque llevo ya algunas horas sobre la bici (ese día empecé temprano), decido intentarlo. Estoy comido, hidratado, la temperatura es buena y la carretera, aunque con toboganes, es bastante llana. En cualquier caso, iré haciendo camino.
En el trayecto voy viendo ratas atropelladas!, considerables en número y en tamaño. Decididamente, la opción de acampar "por ahí" pierde atractivo. Consigo llegar pasadas las 20.00 h. Considerando que comencé a pedalear esa mañana hacia las 08.30, que la distancia recorrida fué de 118 kilómetros y que no había camping!, pueden imaginar la cara que se me quedó al enterarme.
De los pocos conceptos que tengo claros, uno dice que cuando se cierra una puerta se abre otra. Finalmente acabo en una pensión con cafetería incluida, con una cocina estupenda y con un personal la mar de amable, que por 15 euros la noche, (más barato que el albergue que tenía previsto ocupar en Sevilla), me ofrece una habitación con baño incluido.

   Brumosa la última jornada, la que acaba llevándome hasta Cádiz.
   En Jerez, en un giro que hace la carretera de circunvalación, esperaba agazapado un viento considerable y nada considerado, de frente por supuesto!, que no solo no cesará, sino que irá aumentando en intensidad.

   La señalización es un desastre. El entorno un poco caótico.
   Dejando atrás Puerto Real, empieza la recta final. El viento aumenta, hay que aumentar la concentración cuando tiras de un carro. Y, aparece el gran dilema.

   La ciudad de Cádiz está en el extremo de un brazo de mar que se extiende hacia el sur, enroscándose y formando la conocida Bahía de Cádiz. Puerto natural donde llegaban por ejemplo, los galeones cargados de oro y plata desde el nuevo mundo.
Historia aparte, en la actualidad para acceder a Cádiz y a su puerto, existen dos posibilidades. La 1ra. es recorrer el brazo de mar, atravesando la localidad de San Fernando y de unos 20 kilómetros. La 2da. es travesar el Puente de Carranza, de 3 carriles, (el del centro reversible), elevable para permitir el paso de embarcaciones que lo requieran y, con una absurda norma que prohibe atravesarlo a pie o en bicicleta.
Preguntando a los lugareños, la respuesta era siempre la misma: Quillo, la gente paza, tú métete y yahtá!. y eso hice. Me acojoné "un poquito", cuando me pasaron 3 trailers seguidos, (dos con matrícula marroquí y el tercero francés). El espacio que quedaba entre ellos y la vaya era muy muy justito. Como todos íbamos despacio, ellos por su carga y yo por el viento, cupimos!. 3 minutos me llevó atravesar el dichoso puente de marras. Y a Cádiz llegué una ventosa y nublada tarde.

   48 horas después salió mi barco hacia las Islas Canarias, pero esa, esa es otra historia.







                                                   Cambio de escenario


                                                   ACAMPANDO EN LAS ÚLTIMAS DEHESAS DEL CAMINO                                                                                                                                                                            
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EN ESTA OCASIÓN BAJO UN PUENTE

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Alcornoques a los que se le extrae la corteza para fabricar corchos.



Un 6% sostenido para empezar la mañana. Última rampa significativa hasta la costa de Cádiz, a unos 160 kilómetros.

La última noche heló levemente, aprovechando el sol y la brisa para secar y ...

... cocinar.

El Guadalquivir a su paso por Sevilla

A la 1 de la tarde ...

21 graditos para tí. Me lo dijo este señor.

Brumosa la mañana de la última jornada.

Casi parace Irlanda en vez de la provincia de Cádiz.

Sin sol, paracen perder el sentido ...

Ole y ole!

Vinos del sur.

Ojo hermano, por donde te descargan los hierros!.

Hermanados?

Nubes en Puerto Real.

"La Niña" fué con tres y volvió con cuatro palos. Por entonces en el nuevo mundo ya conocían el Fast Food y el Merchandaising!

Con los pies en la tierra, justo después de atravesar el Puente de Carranza.


ALERTA POR TEMPORAL EN EL ESTRECHO

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"La Pepa" nuestra primera Constitución..., y que no nos falte!

Tomando una merecida caña (creo), con el equipo a la vista.

  El barco espera.